Se
acababa un verano heladero para los momos y llegaba el otoño con su copa, esa especie
de liguilla a una vuelta en la que puedes jugar contra el Madrid y el Barsa del
distrito. Y como no podía ser de otra forma, sí: primer partido contra el
Catenaccio de Agudo. Si fuéramos un equipo de segunda b podríamos asegurar que
nos había tocado el gordo, ya que solo con la expectación y la taquilla, podríamos
pagarnos todos los gastos de la próxima temporada. Pero como no lo somos, pues
no nos salió del todo rentable la jugada (4 espectadores aprox y todos ellos
entraron gratis). Totalmente incomprensible porque ver quemar calorías y sudar
pura mayonesa a los Momos contra el Catenaccio no tiene precio…Pero en fin, la
gente sabrá lo que hace…
Siete
valientes Momos acudieron a la batalla: Santi, Fran, Vihlo, Juli, Manu, Adolfo
y Poli, que debutaba con los gloriosos naranjas. Tras el saludo de Champions, ya se temía lo peor, sin embargo, los Momos se situaron bien en el campo (y Juli
bien en el banquillo) y aguantaron con seriedad y sin apuros (solo los que
Santi, portero esa noche, tenía por sacar) las distintas embestidas del
Catenaccio, que tampoco conllevaron excesivo peligro para la meta mayonesera.
Sin embargo, esta buena disposición no podía durar para siempre, y en una
contra maldita nos hicieron pupa: 1-0. Con caras de “eeeaaa, ya empezamos…una
vez que entra el primero, nos van a meter 15”, nuestro amado equipo salsero
mantuvo bien el tipo, e incluso gozó de algunas oportunidades poco claras. Sin
embargo, la naturaleza asesina del Catenaccio, antiguo campeón del distrito a
nivel Sevilla, se hizo sentir y nos colaron un segundo gol. Pero ahí estábamos
los Momos, jugando como sabemos (y aún así aguantando), trenzando verdaderas
jugadas de calidad que se iban siempre fuera. Siempre, hasta que hicimos
nuestra jugada estrella: córner que saca Fran con la derecha, balón que rebota
en medio Catenaccio hasta que finalmente el portero (con indumentaria moma) la
terminó de meter en su portería. 2-1 y aún teníamos fuerza para plantar
batalla. Y así nos fuimos al descanso.
A la
vuelta, y tras cambiar de balón, el Canetaccio hacía un tercer gol algo potrero
pero no desmerecido, a lo que los Momos contestamos convirtiendo otro por medio
de Adolfo. Sentíamos la emoción de que podíamos dar la sorpresa, esa emoción de
hacer historia, de saber que la gloria te espera…hasta que nos metieron el
cuarto, y un poco de tiempo después, el quinto, el sexto, el séptimo, el octavo
y el noveno, que no paró Vihlo porque no quiso. Sí, momers del universo, a los
Momos se nos acabó la mayonesa y solo pudimos perder con algo de honor. Sin
embargo, para siempre quedará ese comentario que se escuchó en el banquillo del
Catenaccio cuando salíamos tras el partido: “¿Pero esta gente juegan en
tercera? Pues son buenos…”. Eaaa, ahí quedó eso. ¡¡TEMBLAD, MALDITOS!!
P.D. No se ha querido
hacer sangre con la labor del árbitro, verdadero culpable del 9-2 con
decisiones clamorosas y trascendentales como algunas jugadas que eran saque de
banda nuestro y se los concedió a ellos. Por lo menos por lo menos 3. Quién
sabe cómo hubiésemos quedado si las llega a pitar bien…